lunes, 10 de noviembre de 2008

AMARILLISMO EN LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN, ESPECIALMENTE EN LA PRENSA

“La prensa, vestida siempre con los rojos de la objetividad y de la dignidad, resulta cada vez más instrumento de manipulación informativa, de comunicación sesgada y, en fin, de presión económica, política e ideológica. Sin embargo, no basta con censurar el progresivo deslizamiento de la prensa hacia actitudes negativas por sus consumidores, porque, a pesar de todo, sigue siendo la mejor posibilidad de acceder a la realidad circundante, especialmente desde una perspectiva de sosiego y reflexión, en la que gana la partida a la radio y a la televisión. Habrá, pues, que consumirla pero desde una actitud de crítica sospecha y de análisis sistemático de sus contenidos para ni llamarse a engaño ni infravalorar sus mensajes".
Noam Chomski

Para comenzar, es importante anotar que según el Diccionario de la Real Academia Española, DRAE, el amarillismo es sensacionalismo. Y el mismo diccionario define la palabra sensacionalismo como la tendencia a producir sensación, emoción o impresión, con noticias, sucesos, etc. Es así como a partir de dichos significados, es posible comenzar a establecer ideas claras a cerca de por qué llamar algunos medios de comunicación como amarillistas.

Pa continuar es preciso hablar un poco a cerca de la historia del amarillismo, por tanto es importante anotar algunos datos encontrados en la página web, http://www.ull.es/, en la cual se anota que “éste surge en la prensa norteamericana, en la particular guerra entre The New York World, propiedad de Joseph Pulitzer (1847-1911), y el The New York Journal, propiedad de William Randolph Hearst (1863-1951)”.

En la misma página se evidencia que el amarillismo presenta una narración agresiva, espectacular y tensionada, donde se juega con las reacciones más prístinas del lector y se olvida cualquier parámetro ético que controle el texto.

Asimismo se dice claramente que “con el término amarillo se pretenden reflejar todas aquellas formas de presentar la información que no se ajustan de forma seria, contrastada y veraz a los hechos y a la realidad sin distorsionarla. En la prensa es fácil detectar fisuras en la presentación de la información, es decir, todo lo que no se ciñe a lo estrictamente periodístico, informativo, que abuse de la ingenuidad, la ignorancia o desconocimiento de un tema por parte del lector. O bien, y lo que es más grave, subestime su capacidad o su inteligencia”.

Es además necesario traer a colación la definición hallada igualmente en la página web periodismomundial.grilk.com en donde se dice que es conocido en el ámbito periodístico como "periodismo de tinta roja". Además que el amarillismo no tiene una buena reputación ni en el medio ni tampoco entre el público, ya que se lo considera una muy mala vía para desarrollar el periodismo, lo cual no implica que no exista; por el contrario, el amarillismo, es decir, la información sin ningún tipo de escrúpulos.

Y por último la página web de la Biblioteca Luis Ángel Arango, http://www.lablaa.org/, anota que “son muchos los debates que al respecto se han hecho, y aunque la definición es claramente negativa, el problema radica en que el público, a pesar de que alega en contra del periodismo de tinta roja, continúa demostrando, a la hora de elegir un medio, que esta clase de periodismo sí vende a pesar de los pocos beneficios que conlleva. Lo anterior tal vez se deba a que su fin fundamental es saciar la curiosidad de las personas. Un ejemplo de amarillismo es, por ejemplo, dar una noticia de un asesinato a través de las imágenes de los muertos, a través del dolor de quienes están cerca de la víctima o a través de especulaciones sin fundamento alguno”.

Con lo anterior, queda claro entonces que el periodismo amarillista o de tinta roja, es un periodismo en cual se tocan los sentimientos más profundos del ser humano y que gracias a esto en la actualidad cada vez se implementa más, ya que muchos medios de comunicación con tal de obtener mayores lectores, a veces descuidan los principios éticos y morales del periodismo y muestran la realidad con un toque de fantasía.

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